viernes, 12 de abril de 2013

Psicoterapia con adolescentes: la supervisión


 

REFLEXIÓN:

“Psicoterapia con adolescentes: la supervisión”
Por: Jazmín Lolbeh Caamal Torres


Decimos que el Psicoanálisis es una teoría, un  método de investigación, y  un método terapéutico basado principalmente en la interpretación de la asociación libre y con el objetivo de hacer accesibles a la conciencia los significados inconscientes de las manifestaciones (palabras, sueños, actos, fantasías) de los individuos. La tesis esencial es que el psiquismo no se reduce a lo consciente. Los contenidos inconscientes tienen un papel determinante de la vida psíquica, por tanto el objeto de estudio es el inconsciente y quien lo estudia es el psicoterapeuta analítico quien tiene conocimiento sobre la teoría y técnica analítica, ha llevado su análisis, y tiene una práctica, es una condición subjetiva el devenir psicoterapeuta analítico.

 El psicoterapeuta analítico es ese sujeto que por su formación analítica es lugar para un reconocimiento posible de la verdad del otro. Sí, formación, formación que para los psicoterapeutas analíticos comprende distintas áreas: el área teórica, el área de práctica clínica, el área de investigación clínica y la experiencia terapéutica personal (o el análisis personal, supervisión y seminarios teórico-técnicos).

Para que se ponga en marcha el análisis se requiere de dos personajes, analista – analizado, quienes desde su función desarrollarán un papel importante para el conocimiento de lo inconsciente mediante de la escucha (del  algo no funciona, del  (mal) estar) desde otra posición respecto del discurso del Otro.

Esta escucha, lleva también al terapeuta a reconocer en su propio yo algo que puede trabar el proceso analítico después de haber admitido que la resistencia son lo propio del paciente, tanto que no tenerlas no sería paciente ni habría análisis.

Es por eso que no puedo dejar de lado,  y me es inconcebible pensar que los terapeutas en formación no  vivan la experiencia de un análisis personal. Porque mediante eso se obtiene un  conocimiento personal de los propios procesos inconscientes y las áreas de conflicto psíquico. Además, nos permite tener un conocimiento vivencial del método psicoanalítico, del inconsciente personal, así como la superación de puntos ciegos y el conocimiento más amplio y profundo posible de la propia personalidad, condiciones todas que favorecen un óptimo desempeño de nuestro trabajo profesional.

El análisis personal permite al terapeuta ir con mayor capacidad al encuentro analítico, por ejemplo en el trabajo con adolescentes, que por las propias características de la  adolescencia ( un periodo de la vida que oscila entre la niñez y la adultez. Es un periodo de crisis de la vida  biología, la psicología y de la interacción social; esta crisis promueve al YO a realizar una difícil tarea de integración, el Yo debe dominar los primitivos conflictos infantiles y unificarlos dentro de las funciones de la personalidad adulta) hacen del adolescente un paciente con poca o nula conciencia de conflicto.

Anthony, J. (1969) señaló varias determinantes (contratransferenciales) de la posición del analista frente a un paciente adolescente:

Ѱ       El adolescente como el paciente que moviliza en el analista los problemas que el mismo no tiene encarados, mucho menos resueltos.

Ѱ       El adolescente como objeto peligroso o en peligro.

Ѱ       El adolescente visto como objeto sexual (síndrome de Lolita)

Ѱ       El adolescente como individuo desadaptado.

Ѱ       El adolescente como objeto envidiado tener lo que al analista hubiera deseado y necesitado)

Ѱ       El adolescente como héroe, con aspectos ideológicos tan interesantes, que tientan al analista a no interpretar.

 

Uno de los pilares que compete a la materia de este seminario en la Maestría, es la supervisión, que consiste en la presentación de las historias clínicas de los pacientes con los que trabajamos, con el fin de determinar el diagnóstico y psicodinamia de los mismos, de acuerdo a las hipótesis metapsicológicas estudiadas (punto de vista económico, genético, dinámico, estructural, tópico y adaptativo). Posteriormente  se presentan las sesiones clínicas y se evaluará la técnica, comprensión clínica e implementación de la teoría en la práctica, que hemos estado desarrollando en el transcurso de los semestres anteriores y lo que va de este semestre.

 

 

Por ello el análisis personal y la supervisión del caso ayudan al terapeuta a tener una visión más amplia de su campo de trabajo y a hacer de su quehacer una labor mucho menos complicada. Y en el caso del trabajo con adolescentes a saber manejar con mayor agilidad la trasferencia de este y la propia contratransferencia, que a la vez permitirán que el adolescente a través del proceso analítico logre amortiguar la resignificación infantil que es la adolescencia.

 

 

Es evidente que lo deseable es que estos pilares formativos  se complementen y se enriquezcan recíprocamente, y que el resultado sea una adecuada integración de lo estudiado con lo vivido emocionalmente y una predisposición a seguir investigando y, por lo tanto, cuestionando. Cuando esto ocurre, el analista consigue hacer suyas las teorías, es decir, repensarlas a partir de su propia experiencia, y en este caso lo teórico se convierte para el clínico en algo semejante a la buena amistad: te acompaña en lo cotidiano y te socorre en los momentos difíciles.