sábado, 10 de diciembre de 2011

ENSAYO:
“Relación :
padres - hijo - terapeuta”
Por: Jazmín Lolbeh Caamal Torres



En estos días es fácil escuchar padres diciendo: mi hijo tiene problemas de comportamiento, mi hijo tiene fracaso escolar, mi hijo es hiperactivo, mi hijo tiene problemas con la escritura, mi hijo tiene problemas con la comida, mi hijo es asmático, mi hijo… pero  ¿los padres gozan de salud psíquica?...
Y al contrario, también escuchamos con frecuencia la frase “mis padres no me entienden”, “mis padres no me quieren”, “mis padres me rechazan”, “mis padres…”

¿qué pasa con los padres y los hijos que manifiestan estas frases? Al hablar de estas frases estamos tratando con temas de vinculación.

En estos días donde la concepción de la familia, pareja  y la forma en que las personas nos relacionamos se ha trasformando, en estos días en que a los niños el mundo les demanda crecer y madurar más rápido, y obtener más habilidades a menor edad, en estos días en que el mundo “esta en crisis de vínculos afectivos”… es necesaria, muy necesaria una terapia de juego.

Encontré interesante el planteamiento del manual de psicoterapia de la relación de padres e hijos (Dio Bleichmar 2002),  me parece un planteamiento actual engloba trabajos de antaño e investigaciones actuales.

En estos días… donde cabe preguntarse cuál es el rol del terapeuta infantil en estos días…







Klein, Lacan, Spitz, Kohut, Bion, Bowlby, Mhaler, Hugo Bleichmar, Erickson entre otros nos acompañan en el recorrido por cada página de este libro en donde Emilce los retoma, los confronta, los integra y va mas allá aportando al enfoque modular trasformacional.
Con ciertas palabras que para mi son clave en este modelo: parentalizaciòn, subjetividad, modularidad, emociones, vinculo, entonamiento y los diferentes tipos de memoria, juego .
Y en base a sus sistemas: autoconservación, apego, sensual-sexual, narcisista, regulación emocional. Los cuales se desarrollan a partir de los centros funcionales innatos del sistema nervioso, o módulos y son estructuras que gobiernan la afectividad, la cognición y la acción. Se desarrollan a partir de una compleja unidad de experiencia temprana, madre-bebé, de intersubjetividad, que se constituye en la matriz de la génesis y desarrollo del psiquismo del bebé. El psiquismo funciona a partir de módulos genéticamente independientes, o núcleos de desarrollo que funcionan y evolucionan en paralelo.

En el libro nos muestra como la psique del niño se mueve en esos cuatro sistemas motivacionales en base al desarrollo del niño y a la vinculación con las figuras de apego. El desarrollo deja de comprenderse sólo en términos de libido o de fantasía  y se centra en el estudio de la relación o vinculo en el proceso de la construcción del psiquismo.

La  pregunta por la cual se despliega este ensayo es: ¿cuál es la función del terapeuta en estos días?

Emilce no solo cuestiona el análisis de  cómo es la relación entre padres e hijos, sino que cuestiona al terapeuta y lo guía en el entendimiento del psiquismo y la relación paciente – terapeuta, dejándonos claro que apartir de esto hay un replanteamiento del desarrollo y de la psicopatología (sobre todo de la primera infancia) en términos relacionales y que se debe hacer una adecuación del método a la singularidad del caso en base a la comprensión del cómo se manifiestan los distintos sistemas motivacionales en el paciente.
Para comenzar, el terapeuta debe tener la habilidad para detectar en el niño  cada uno de los distintos sistemas motivacionales y así darse cuenta de qué sistema(s) se encuentra (n) en des-regularización y cual(es) no.
En base a la entrevista que se realiza a los padres el terapeuta se da una idea general del estado en el que los padres y el niño se encuentran. Ya que los padres pueden manifestar angustia ante la sintomatología de hijo, o ante sus temores de ser “malos padres”.
Se analiza el tipo de vínculo que el niño establece con sus padres, hermanos y externos.
“¿cuáles son las ventajas de identificar y trabajar sobre las motivaciones del padres e hijos que pueden estar originando o manteniendo un síntoma?
En primer lugar, que nos orientamos por el tipo de ansiedad: de separación, de pérdida de amor, de inferioridad, de exclusión, de pérdida de objeto de amenaza física, de desorganización mental, de castración y por los estados afectivos que se presentan de forma manifiesta o enmascarados en conductas disruptivas o de inhibición. Contamos con indicadores para la identificación de las ansiedades, tanto en la investigación retrospectiva con los padres como en los emergentes de la interacción que entabla el terapeuta con ellos y con el niño (trasferencia – contratransferencia).
En segundo lugar, por la potenciación de la eficacia terapéutica que se genera al trabajar sobre fantasías, creencias y comportamientos de enorme peso motivacional (Bleichmar, H,2004)[1]
Con este modelo se trabaja tanto con los padres como con el hijo sin olvidar que el que el paciente es el niño.
Este enfoque apuesta no solo en cuestión de cambio de los hijos, sino en un cambio de la capacidad y habilidades de parentalización (cambio que los padres no imaginan, ya que por lo general piensan que a quien se va a “cambiar” es al niño y creen que el problema del niño poco a nada tiene que ver con la relación de este con ellos); en que el niño pueda manejar su problema ayudado por el mismo y apoyado por los padres, pero para esto debemos de establecer una alianza terapéutica con ambos a través del “trasference parenting: una forma de ayudar y apoyar a la pareja”[2] para que ellos puedan entender el comportamiento de ellos hacia su hijo (insigth), y las reacciones de este con ellos, y el conflicto de esta relación.
La madre o el padre como personas reales constituyen, psicológicamente, múltiples objetos por sus funciones en el vínculo parental:
Del self que otorga reconocimiento y valoración narcisista(Kohut).
Seductor que por sus cuidados agrega un plus de placer, activando potencialidades de placer sensual-sexual(Laplanche).
Continente de la ansiedad y regulador de los estados afectivos, contribuyendo al equilibrio del sistema neurovegetativo(Bion).
De Apego y Heteroconservación, proporcionando alimento y cuidados, proximidad física y contacto emocional(Bowlby).
Con capacidad de respuesta cualificada y diferenciada a las necesidades del infante, desarrollando el sentimiento de eficacia y autorregulación de los impulsos(Bleichmar,H.)

Por eso es necesario rescatar el esfuerzo que los padres realizan en el cuidado del niño y rescatar las figuras de apoyo de estos.

¿pero es solo ese la función del terapeuta?, si, entre otras cosas ya que el terapeuta también establece un vínculo con el niño y el niño con el terapeuta (este vinculo puede ser isomórfico o no a la relación que tiene con sus padres), y tiene otros principios: “interacción – intersubjetividad, espontaneidad, autenticidad, mutualidad, especificidad y disponibilidad para la respuesta óptima”[3] de esta manera el terapeuta puede fluctuar e interactuar de una forma mas espontanea sin olvidarse del objetivo de la terapia (que es el de corregir la desregularización), teniendo en cuenta sus intervenciones (activas) en el proceso y la importancia de la entonación de manera que dentro de un encuadre que no es fijo ni responde aun principio técnico general, sino a la correlación entre especificidad psicopatológica y especificidad terapéutica, el terapeuta puede propiciar un espacio para la reflexión y el isngith, en donde se aportará un panorama más amplio a la mente del niño que permitirá el crecimiento en los distintos sistemas psíquicos a través de: lo la integración de los contenidos rechazados, la elaboración, la recomposisción de las representaciones del sì mismo y del otro y las nuecas representaciones que surgen de la recomposición de las representaciones del si mismo y del otro.
De manera que el trabajo padre-hijo-terpaueta permitirá entre todos  el recorrido del niño  de la heteroconservación al autocuidado y la autoconservación. De la especularización narcisizante a la autoestima. Del contacto erogeneizante con el cuerpo materno al deseo de recrearlo en el autoerotismo. De la capacidad materna de contener y regular los estados fisiológicos y emocionales del bebé crea condiciones en el de equilibrio psicobiológico y de autorregulación del propio cuerpo y el autoconsuelo de las ansiedades.

            La vinculación que bastante falta hace en estos días, es un tema que  el terapeuta debe plantearse desde la teoría y su encuentro en la clínica, es por eso que el terapeuta debe trabajar para fortalecer la relación padre – hijo y fortalecer al padre para que este se vuelva un “terapeuta auxiliar” del niño, y fortalecer al niño para que este sea el “padre-terapeuta auxiliar” de si mismo y de sus propios hijos y sea capaz de fortalecer en si mismo y en otros las  capacidades intra e inter.

            Debo reconocer que mi forma de pensar la terapia de juego y la clínica infantil cambió después de leer (y algunas veces releer) manual que con gran sutileza y habilidad nos trasmite Emilce Dio Bleichmar.

Este manual que en estos días… es muy práctico, interesante y eficiente para lograr cambios en la vinculación.


[1] Emilce Dio Bleichmar, “Manual de Psicoterapia de la relación de padres e hijos”, pp.493-494
[2] Emilce Dio Bleichmar, “Manual de Psicoterapia de la relación de padres e hijos”, p.494
[3] Emilce Dio Bleichmar, “Manual de Psicoterapia de la relación de padres e hijos”, p.498

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